Por otro lado, las tarjetas de crédito arrasaron con los conceptos de MEDITACIÓN y PLANIFICACIÓN antes de contraer una deuda personal; y ahora, los bancos son los que llaman por fono a la gente ofreciéndoles las tarjetas de crédito PRE-APROBADAS y prestan hasta tres veces más a quienes ganan US$ 150 al mes!!! Debido a que se obtiene el crédito fácilmente es que la gente hace malas decisiones económicas. A cambio, los vendedores de tarjetas de crédito nos imponen una mentalidad de corto plazo; es decir, quieren que pensemos en el pago mensual corto y pequeño y no, en el costo total de la deuda porque es lo que les conviene. Lo sabio es pensar la cantidad total del préstamo, por ejemplo, pensar en los US$25.000 y no en la mensualidad que es de US$ 170.
Ahora, ¿cómo enfocamos el problema de la deuda personal bajo la luz de las ESCRITURAS?
La Biblia no prohíbe en ninguna parte pedir prestado pero, tampoco nos alienta a que lo hagamos; sin embargo, la Palabra de Dios es tan sabia que sí nos advierte del peligro de vivir endeudados y pedir prestado sin sabiduría. Esta advertencia nos está dada no como ley sino, como principio de vida y un principio es una instrucción bíblica para mantenernos en salvaguarda a ti y a mí y no se castiga por violar un principio sino que uno mismo sufre las consecuencias. Prov. 22:7 (el que toma prestado es siervo del que presta), Deut. 15:6 (prestarás a muchas naciones mas tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones pero, sobre ti no tendrán dominio), Deut. 28:12 y Deut. 28:44 (él será por cabeza y tú serás por cola) son para mí, la más clara advertencia para pensar una y mil veces si vale la pena realmente contraer una determinada deuda o esperar. Moisés recomendó a Israel a no cobrar intereses entre compatriotas (Lev. 25:26) y en el A. T., el pueblo de Israel tenía por norma no cobrar intereses al pobre. Nehemías condenó a los israelitas por cobrarse intereses hipotecarios entre ellos.
Al estudiar estos principios bíblicos, Dios espera que procedamos con sabiduría tanto así, que ni siquiera especifica razones por las que debamos pedir prestado, dejándonos en pleno libre albedrío. Hay quienes recomiendan que si te vas a endeudar, lo hagas por un bien cuyo valor no se deprecie al cancelar la deuda, ejemplo, una casa, terreno, departamento. Y si te vas a endeudar, digamos, por una laptop a pagar en un año, piensa que al término de ese lapso, ya esa laptop costará alrededor de un 30% menos por lo que bien vale la pena postergar la compra medio año (si es un año mejor) e ir ahorrando el dinero que supuestamente pagarías por las mensualidades de la deuda con el fin de que obtengas el mayor efectivo posible para cubrir el precio al contado. ¿Beneficios? Dos: pagarías menos intereses y estarías endeudad@ seis meses menos y no todo el año. Ahora, que si ahorras todo el año, comprarías tu laptop sin pagar intereses ni endeudarte ni un solo día y hasta podrías negociar un descuento por pagar al contado.
Este ejemplo (aplicable a cualquier otro objeto del deseo, no solo laptop) no es imposible, solo demanda un poco de disciplina y dominio propio (que es lo que Dios nos ha dado pero no ejercemos) y no alocarnos cada vez que vemos el nuevo catálogo de las tiendas comerciales.
Bueno, espero que este artículo te sirva a ti y a tu célula de oración tanto como a mí. Y ya sabes, paga al contado y en efectivo, así, tú recibirás los intereses y no tendrás que pagarlos. Ah!!! y no te olvides de Prov. 22:7