PROSPERIDAD ECONÓMICA
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PROSPERIDAD ECONÓMICA

:: EL PRIMER MILAGRO

Aquel cristiano que piense que a Jesús no le incumben las bendiciones materiales o que no puede ser un exitoso hombre de negocios y que solo está limitado a la salvación de nuestra alma, simplemente es un cristiano desenfocado o muy corto de vista en relación a las Escrituras. El primer milagro de Jesús que se registra en la biblia no está relacionado precisamente con la salvación del alma sino, con el éxito matrimonial de una pareja de recién casados.

EL PRIMER MILAGRO

En Juan 2, leemos que una pareja de novios estaba celebrando su boda cuando se le acabó el vino en plena fiesta. Puede parecer algo superfluo pero, ponte en los zapatos de esa pareja e imagínate la angustia de los recién casados, con seguridad, para ellos no era nada superfluo sino, un caso de vida o muerte. Ojo, no era cualquier fiesta sino, la celebración de su matrimonio.

Esta pareja de recién casados tuvo una actitud optimista, alentadora y no una actitud negativa o derrotista frente al problema; es decir, los novios tuvieron una actitud correcta ante el problema y comprendieron que en Jesús encontrarían la solución a su problema. Pero, antes de que la pareja le pidiera ayuda a Jesús, primero, lo habían invitado a su boda, a él y a sus discípulos y probablemente, vieron que estuviesen bien atendidos conforme todos los hacemos con los invitados especiales y seguro que les dieron la mejor ubicación, las mejores presas, bebidas, repeticuá,… En otras palabras, los novios primero sirvieron a Jesús.

En cambio, hoy en día, la gente quiere que primero, ser servida y dicen quejándose ah!!! si Dios me resuelve este problema entonces, yo le serviría y diezmaría. Pero, éste es el orden equivocado porque debe ser a la inversa; recuerda que primero, debemos servirle. Mateo 7:12 es contundente al decirnos así que todos las cosas que querais que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésto es la ley y los profetas. Si quebrantamos este orden y regla, no tendremos derecho de pedirle a Dios que responda nuestras oraciones y ésta es la razón por la que muchos cristianos fracasan en su vida cristiana y vida de oración.

Así que los novios hicieron lo correcto porque primero invitaron a Jesús y sus discípulos a un acto muy importante en su vida de recién casados, compartiendo con ellos su felicidad y haciéndolos también felices, de tal modo que cuando ocurrió el problema, los novios tuvieron la confianza suficiente para acercarse a Jesús e igualmente tuvieron la certeza de que Él les ayudaría.

EL PRIMER MILAGRO

Ahora, presta mucha atención a lo que sigue. Cuando Jesús supo del problema, no se alarmó ni se apresuró a resolverlo. Hoy por hoy, las personas siempre andan apresuradas y quieren hacer todo tan solo tronando los dedos.

Pero, Dios, el Todopoderoso, siempre responde en su tiempo, ni antes ni después, ni nunca llega tarde o antes de lo previsto; Él procede acorde con sus planes y tiempo. Eso significa que cada vez que le pedimos algo a Dios, debemos dedicar tiempo para adorarle y esperar en Él, calmar nuestro corazón contrito y concentrar nuestra mente en Dios que él nos hablará mediante una prédica, nuestra célula de oración, las circunstancias o su Palabra. Dedica tiempo para entrar en la presencia del Espíritu Santo y él te hablará. Nunca trates de ir delante de Dios. Y cuando ya tengas tu respuesta, lánzate con fe y ejecuta sus órdenes.

Jesús ordenó que llenaran las tinajas con agua que después convertiría en vino; vino que al chef ejecutivo de la boda le pareció el mejor, tanto así que se lo dijo al novio. Y es que las palabras de Jesús traen el cambio y cuando esas palabras entran a nuestro corazón, cambian nuestras vidas. Pero, Dios no solo quiere cambiar tu vida sino también, todo lo que te atañe y eso implica tu negocio, sea chico, grande o mediano porque Dios quiere que prosperes y tengas éxito en todo lo que hagas (3 Juan 2).

Dios quiere cambiar tu agua insabora en fino vino y cuando estés convencid@ de esta verdad y este pensamiento se convierta en tu segunda piel, digo, en tu segunda naturaleza, nunca más esperarás que te ocurran cosas malas porque nuestro Dios es un Dios bueno.



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