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3 Prosperidades con Dios es el artículo principal de esta web y de donde deriva la mayoría de los artículos.

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Dios quiere bendecirnos, no solo en una, sino, en todas las áreas de nuestra vida:
la Prosperidad del Alma,
la Prosperidad de la Salud y
la Prosperidad Económica

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:: POSTRES Y DULCES
son las promesas que saben a gloria de Dios para nosotros. Existen más de 7,000 promesas en su Palabra, ¿cuántas conoces y de cuántas te has apoderado?

:: PROSPERIDAD DEL ALMA

Dios nos hizo espíritu, alma y cuerpo y el alma es el asiento de la personalidad de todo ser humano. Refleja los pensamientos, sentimientos y voluntad, es decir, que por el alma toda persona adquiere conocimientos, siente las emociones y casi todo el día, anda tomando decisiones. Tal es su importancia y por eso, Dios quiere que nuestra alma sea la primera en prosperar y... ¿para qué?

Para que razonemos y nos sintamos mejor y tomemos más sabias decisiones porque Dios quiere que vivamos libres de traumas, con nuestras emociones saneadas y seamos mejores personas y felices, primeramente, con nosotros mismos y después, con nuestro entorno, es decir, hogar, trabajo, estudios, amistades.

Lamentablemente, pensamientos y sentimientos están a la orden de nuestro egocentrismo. Tal es el alma humana que Dios quiere cambiar y para este fin, me gusta mucho la metáfora que usa Yonggi Cho cuando dice que Dios, para obtener el mejor vino de nuestras vidas, prepara varias vasijas en las cuales nos transvasa haciendo que el orujo, es decir, lo peor de nuestra alma (ira, rencores, envidias, vanidades, codicia, ansiedad, temores, frustraciones), se quede asentado en el fondo de esas vasijas, de tal modo, que solo salga a flote lo mejor que Él logró en nosotros. Al ir pasándonos de una vasija a otra, Dios va obteniendo un vino más puro y transparente y es allí cuando nuestra alma se va purificando y prosperando, quedando lista para recibir las bendiciones que nuestro Padre quiere darnos.

Muchas veces, el cónyuge, algún familiar o vecinos son esas vasijas. O quizás, una enfermedad, trabajo o negocios cumplen esa función.

En esto consiste la prosperidad del alma, en tenerla saneada, la más importante de todas aunque el sistema en el que vivimos se empeñe en mostrar que la única prosperidad realmente válida es la económica pero, no nos dejemos engañar.

Al inicio, dije que somos espíritu, alma y cuerpo (1 Tes. 5:23), te acuerdas? ahora, presta atención a lo siguiente. Dios establece que para obtener la plena prosperidad, nuestro espíritu domine al alma y el alma domine al cuerpo. Ten presente que nuestra lucha no es contra sangre ni carne sino, contra espíritus de maldad. Y no dejes de visitar la sección A LA CARTA.